La piel del
cuello y del escote es más fina y delicada que la del rostro, porque contiene una menor concentración de glándulas adiposas. Por eso, es fundamental extremar los cuidados y darle la importancia que
se merece para evitar arrugas, flacidez, manchas y la tan temida “papada” que dejan al descubierto la falta de prevención y el descuido.
Diariamente está expuesta a diversas agresiones externas e internas al igual que la piel de la cara: frío, contaminación, cambios bruscos de temperatura ambiental y a los rayos ultravioletas; por eso, es importante tomar conciencia de los cuidados, ya que con el paso del tiempo un rostro bien cuidado y brillante, puede lucir mal si está acompañado de un cuello y escote con notables síntomas de envejecimiento.
Afortunadamente es posible revertir estas señales con tratamientos antiaging que permiten paliar las deficiencias del tejido cutáneo y propiciar los fenómenos de reparación celular, con micronutrientes esenciales que favorecen la revitalización integral y la rehidratación en profundidad de las pieles con falta de luminosidad, tonicidad, elasticidad o firmeza.
Los principios activos actúan sinérgicamente mediante el enfoque específico hacia las deficiencias de cada piel, y proporcionan los elementos estructurales necesarios a la dermis para activar los procesos metabólicos cutáneos y para promover el crecimiento y las funciones biológicas celulares, optimizando al máximo todos los límites de actividad de los fibroblastos, las células más importantes de la dermis. Las zonas tratadas reducen los signos de envejecimiento y alcanzan un rejuvenecimiento natural.
CONSEJO DERMOCOSMÉTICO.
El paciente debe participar activamente en su belleza, con una correcta prevención y mantenimiento. Una vez terminado el tratamiento en consulta; nuestra especialista en dermoestética asesorará el protocolo personalizado cosmeceútico que permita potenciar y prolongar los procedimientos médico –estéticos.